Cuando Umberto Valverde (nac. 1947) publicó este reportaje, María de la Paz Jaramillo (nac. 1948) estaba preparando la exposición gráfica Veintitrés posibilidades de una mujer y en ese momento se exhibía en la Universidad del Valle (Cali) el Salón Regional de la Zona Suroccidental (que abarca la amazonia colombiana), en el cual Jaramillo ocupó el segundo puesto con la obra La novia-La viuda. De acuerdo a la convocatoria del Salón, los ganadores regionales participarían, después, en el XXVI Salón Nacional de Artes Visuales (septiembre-octubre 1976).Jaramillo consolidó —con la serie Veintitrés posibilidades de una mujer— un trabajo con destacado énfasis en el sexo femenino. En particular, ella se interesó por roles o estadios convencionales de la mujer (novias, viudas, esposas, amas de casa, monjas, cantantes, amantes o modelos). Su obra, en ese momento, se convierte en una reclamación contra la pasividad a la que ha sido sometida la mujer a lo largo de la historia de la humanidad. La idea del maquillaje como “máscara” es una noción que fundamentará gran parte de su proceso artístico en los años setenta. En cierta medida, los rostros de las mujeres de Jaramillo exageran el maquillaje, pues, a su juicio, éste es una máscara social. A lo largo de los años setenta, la obra de María de la Paz Jaramillo se debe revisar en el contexto cultural de Cali. Allí, ella descubrió el mundo de la salsa, los bares y prostíbulos que, en muchas ocasiones, documentó con cámara en mano y en compañía de otros artistas caleños. Estas fotografías, en general, fueron un punto de partida para su obra; esto es, su mirada se enfocó en el deterioro y transfiguración de las personas a medida que transcurría la noche. De allí surgieron los rostros deformados a los que tanto alude Valverde en su artículo “Una niña ‘linda’ que pinta mujeres ‘feas’”. Las mujeres de Cali que bailaban en locales nocturnos, como el Bar de William, captaron la atención de la artista; pues, según la reflexión de Jaramillo, el baile de la salsa es una expresión de total libertad para la mujer porque se establece una relación de igualdad con el hombre. El artículo de Valverde es de los pocos que muestra una faceta más amplia de ella; en particular, porque expone su punto de vista sobre las galerías y las dificultades de ser artista en medio del éxito comercial. Al analizar el tema de la prostitución como otra forma de explotación del ser humano en el sistema capitalista, la selección del medio del grabado no fue gratuita. Según Jaramillo, esto le permitió exponer tanto la obra por series y en varias ciudades al mismo tiempo como asignarle un precio más bajo de lo habitual al producto. Por los numerosos artículos de prensa que se publicaban sobre Jaramillo, la prensa local de Manizales (su ciudad natal), en un momento reclamó: “se consiente a una niña ‘bien’ que pinta” (La Patria, Manizales, 14 noviembre 1976) y “la crítica ha sido muy bondadosa con su obra” (La Patria, Manizales, 29 noviembre 1976). Umberto Valverde escribió regularmente artículos de crítica en su columna de opinión Barcarola del periódico liberal El Pueblo de Cali. Cuando escribió este artículo ya había publicado su primer libro Bomba camará (1972), el cual reúne una serie de cuentos que van sucediendo entre la rumba y el lumpen de los barrios populares de Cali.