Damián Bayón considera en este texto qué tipos de “formas características” son visibles en el arte de las Américas a través de periodos históricos que abarcan desde la época precolombina, la colonial, a la arquitectura y el arte moderno. Bayón lleva a cabo su indagación mediante la creación de lo que califica como un museo imaginario de arte americano ideal, seleccionando casos prácticos de lo que considera como formas de arte más significativas de las regiones con mayor producción. Bayón analiza la cerámica de México y Perú, además de la arquitectura azteca, maya, zapoteca e inca de esos países. Aunque señala las muchas diferencias formales entre las arquitecturas de esas culturas, Bayón identifica un exceso formal compartido. Luego, centra su análisis del arte colonial en la arquitectura y la escultura, y sostiene que las culturas precoloniales e indígenas fueron compatibles porque ambas eran principalmente prácticas en su función y a los españoles no les interesó crear una arquitectura que fuera simbólicamente contraria a la arquitectura “nativa”. En la época moderna, según Bayón, la gran afluencia de emigrantes a las ciudades hizo que los artistas miraran hacia Europa en busca de inspiración. El autor observa que en las Américas siempre ha existido un tipo de arte interesado en la “estética pura”, y para ello cita el trabajo de Figari, Torres-García y Pettoruti. No obstante, Bayón destaca que los artistas americanos típicos exponen en su pintura lo que denomina como una violencia exasperada, y como ejemplos de esta estirpe propone a Tamayo, Lam y Matta.