Jacinto Quirarte entrevista en este texto a los artistas que lideraron los movimientos artísticos chicanos de San Antonio y de la zona de la Bahía, en California, durante los últimos años de los sesenta y principios de los setenta, haciéndoles preguntas sobre lo que motivaron sus esfuerzos y, más ampliamente, sobre lo que creen que constituye el arte chicano. Quirarte comienza sus diálogos con Mel Casas, Emilio Aguirre, Rudy Treviño (de San Antonio) y Esteban Villa (de Sacramento) explicando que los artistas “mexicoamericanos”, a pesar de haberse formado en los mismos estilos que los artistas estadounidenses contemporáneos, en tiempos recientes han enfatizado de forma consciente sus “nexos” con México. Quirarte comienza preguntando al grupo de artistas de San Antonio sobre la importancia que tiene su origen, su interés en los muralistas mexicanos y el desarrollo del movimiento de arte chicano en San Antonio, a lo que los artistas responden de forma diversa. Casas, por ejemplo, adopta la idea de su arte como propaganda, mientras que Treviño la rechaza, a la vez que todos se muestran reticentes a la hora de dar mayor importancia a su identidad mexicana por encima de su identidad como artistas. En la segunda sección del texto, Quirarte pregunta a Villa sobre su papel en la formación de MALAF (Mexican American Liberation Art Front) en 1970 en la zona de la Bahía (San Francisco), y Villa describe los objetivos duales de MALAF de promocionar el arte chicano (incluida la poesía y el teatro) entre el ambiente artístico dominante, y desarrollar símbolos de la identidad chicana. Quirarte concluye el texto con una parte final en la que informa al lector que, aunque en principio Casas había mostrado dudas sobre su participación en un movimiento artístico chicano, desde entonces se ha convertido en el líder del grupo C/S (Con Safo) de San Antonio, Tejas.