Este texto es un buen ejemplo de la relación (constantemente negociada) entre el modernismo brasileño y las vanguardias europeas, así como la incorporación de motivos indígenas y de leyendas folclóricas que llevó a cabo el modernismo brasileño. Hacia 1921, el poeta y artista plástico brasileño Vicente do Rego Monteiro (1899–1970) expone su obra en el Teatro Trianon, de Río de Janeiro, con escenario ex professo para un bailable que se basa en los textos del escritor “indianista” José de Alencar (1829–77). Es muy probable que se haya debido al impacto provocado por la estadía del pintor pernambucano en la capital francesa, donde asistió a bailables y ballet cuyos escenarios fueron montados por artistas de esa nacionalidad y residentes en París (pintores, diseñadores de vestuario, escenógrafos). No cabe duda de que lo hecho por Léon Bakst, Mikhail Larionov y Natalia Goncharova inspirado en el folclore ruso influyó hondamente a Rego Monteiro.
El apoyo brindado por el poeta y político brasileño Ronald de Carvalho (1893–1935) se convirtió en factor vertebral para que Rego Monteiro se vinculara con el grupo de modernistas de São Paulo y, obviamente, de su participación en la Semana de Arte Moderna de 1922. A su vez y antes de partir hacia París, de nuevo, el pintor de Recife habría dejado con el escritor una serie de pinturas radicales que el propio Ronald encamina para una exposición en la capital paulista.