Rubem Braga describe escuetamente la programación del CAM (Club de los Artistas Modernos), donde se incluyen bailes, conferencias y muestras de arte; entre ellas, una de dibujos y esculturas hechas por niños e internos en el hospital siquiátrico de Juquerí (a 30 km de São Paulo). En sus declaraciones, el presidente del CAM, Flávio de Carvalho (1899–1973), se concentra en el Teatro da Experiência, el cual, durante su brevísima existencia (1933–34), tuvo a bien investigar medios de renovación del arte escénico en Brasil. La compañía de actores contaba con amateurs y profesionales; en sus escenificaciones se privilegiaba el gesto y el vestuario al mismo nivel que la vis dramática; más allá de lo común, las escenografías no eran paneles pintados sino esculturas de aluminio y/o materiales sólidos; la cortina entre proscenio y la escena propiamente dicha era translúcida para propiciar juegos de luz de mayor intensidad, etcétera. Según comenta Flávio de Carvalho, la intención era alcanzar un “teatro [de cuño] expresionista”, un tipo de arte donde “el factor pensamiento” fuera algo más contundente que “el factor emoción”.
[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos de Flávio Carvalho: “Aspecto psychologico e morbido da arte moderna [1]” (doc. no. 1110997) y “(…) [2]” (doc. no. 1110998); “A epopéia do teatro da experiencia e o bailado do deus morto” (doc. no. 780339); “Recordação do Clube dos Artistas Modernos” (doc. no. 781340); “O voluptuoso e o inesquecível” (doc. no. 1110392); “A única arte que presta é a arte anormal” (doc. no. 1084943); y “Uma tese curiosa: a cidade do homem nu” (doc. no. 783858). Además, hay el ensayo de Gilberto Freyre “Recordando Flávio de Carvalho” (doc. no. 1110809); y la conferencia de Siqueiros en el CAM “Um authentico revolucionario da pintura” (doc. no. 777225)].