Es este el guión museográfico final; es decir, el que se implementará definitivamente en Bruselas. El mayor peso del mismo se halla en las obras de arte a ser exhibidas, siendo, las principales de ellas, de gran impacto visual: un Atlante de Tula, el Jaguar mexica de basalto, un Chac Mol, la reproducción de las tres cámaras mayas de Bonampak, el Altarbarroco de Tepotzotlán, etcétera. Estas muestras del “genio indígena” hacen eco en la Escuela Mexicana contemporánea —representada por pintura de José Clemente Orozco (1883-1949), Diego Rivera (1886-1957), David Alfaro Siqueiros (1896-1974) y Rufino Tamayo (1899-1991)— que, “como en el pasado, [manifiestan] preocupación por un arte monumental y público”. De ese modo, Gamboa reconstruye el viejo discurso nacionalista en el cual lo indígena actúa como si fuera origen y eje del Estado actual. Esta idea de continuidad es reforzada por los plafones, esculturas y murales efectuados por artistas de la segunda generación de ese movimiento (Leopoldo Méndez, Francisco Zúñiga, Feliciano Peña, Federico Canessi, José Chávez Morado y otros). En lo que atañe, en general, a “La Historia” de México sólo se consideran los episodios de la Conquista de 1521, la Independencia de 1810, la Reforma juarista de 1857 y la Revolución de 1910.