A instancias de la Liga Nacional Campesina, el 24 de enero de 1929 se constituyó el Bloque Obrero y Campesino. Fue concebido como una plataforma político-electoral que garantizaría la independencia política e ideológica de la clase trabajadora e impulsaría las demandas de los sectores a los que la revolución no había hecho justicia. El BOyC designó a Diego Rivera (1886-1957) como presidente del Comité Ejecutivo y a Pedro Rodríguez Triana como su candidato a la presidencia. Rivera fue previamente eliminado como precandidato presidencial; sin embargo, fue uno de los promotores más activos de la candidatura de Triana. Eventualmente, se sustraía de sus quehaceres artísticos por acompañarlo en sus pequeñas giras por el interior de la república. En el contexto del conflicto religioso (motivado por los "cristeros") y de las secuelas dejadas por el asesinato del presidente electo, Álvaro Obregón en julio de 1928, la contienda electoral de 1929 se desarrolló en un ambiente de extrema tensión y recelo. La rebelión, que había estallado en marzo de 1929, fue encabezada por el general Escobar y secundada por varios generales, vino a complicar el panorama político, aunque contribuyó a perfilar posiciones y alianzas. El PCM asumió la misma postura que en conflictos anteriores: endilgó al levantamiento el mote de "reaccionario" y apoyó al gobierno en la lucha contra sus enemigos. El resto de las agrupaciones de izquierda, como el BOyC, mantuvieron una actitud semejante. No era la primera vez que Rivera hablaba de hacer equipo con el gobierno para acabar con la "reacción". En un artículo publicado en abril de 1924, en El Machete, condenó la rebelión de Adolfo de la Huerta y llamó a combatirla exactamente en los mismos términos. A diferencia de David Alfaro Siqueiros (1896-1974), Rivera no era un apologeta de la violencia ni participó en lucha armada alguna; sin embargo, respaldaba las acciones de armas que tuvieran como fin sofocar a las fuerzas "reaccionarias".