Elena Poniatowska se dedicó a recabar opiniones sobre la Bienal. A juicio de Octavio Paz, los cuatro grandes en la pintura eran Carlos Mérida, Rufino Tamayo, Wilfredo Lam y Roberto Matta; le parecía una infamia no haber incluido a Carlos Mérida y a muchos pintores extranjeros que llevaban viviendo en México muchos años, como Leonora Carrington, Remedios Varo, Alice Rahon. Aunque aclaraba que lo único positivo de la Bienal era haber presentado los cuadros de Juan Soriano (a quien consideraba una revelación). Por otra parte, al escritor español Tomás Segovia le había parecido horrible el evento; para él, lo único rescatable era el cuadro Los silos de Zacatecas de Francisco Goitia. Por su parte, Alberto Gironella consideraba que el Palacio de Bellas Artes se había convertido en una cripta familiar en donde los "muertos andan revueltos con los vivos". Asimismo, confiesa, estaba seguro que Siqueiros era quien controlaba las decisiones de los funcionarios culturales; a pesar de ser comunista, el pintor no aceptaba que otros se expresaran desde distintos puntos de vista.
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