La fotografía en el arte chileno produjo referencias locales en libros y ensayos como El espacio de acá. Señales para una mirada americana (1980) de Ronald Kay; "Ensayo de coyuntura de la escena plástica" (1983) de Justo Pastor Mellado; Margins and Institutions (Márgenes e instituciones) (1986) de Nelly Richard; “A propósito de la fotografía en Chile” (1987) de Mario Fonseca; y (Yo) la histérica (fotografía) (1997) de Rita Ferrer. Tales textos despliegan una reflexión crítica sobre la fotografía chilena, desde mediados de la década de los setenta hasta la fecha de la exposición. La atención se centra en la crítica de la representación pictórica debido a la incorporación de la fotografía, al distanciamiento del entendido convencional que sufre la fotografía como documento y a la mediación tecnológica de la fotografía.
A mediados de los setenta la fotografía empieza a ser utilizada en las prácticas experimentales del arte chileno, sobre todo en su condición de registro de obra —en términos de la prueba de existencia de esta como soporte y expansión— en casos como el de Carlos Altamirano, Eugenio Dittborn, Gonzalo Díaz y el C.A.D.A. (Colectivo Acciones de Arte), entre otros. Por lo tanto, la muestra de 1998 indica una transición generacional y los usos que sufre la fotografía, estableciendo una frontera entre fotógrafos-artistas así como de aquellos artistas que se valen de la fotografía.
El curador de la exposición fue Enrique Zamudio. Ejerció un doble rol de académico y artista; primero, haciéndose cargo de la enseñanza de la fotografía en la Facultad de Arte de la Universidad de Chile; y segundo, debido a su propia práctica fotográfica, selecciona artistas emergentes que le permiten diagramar un nuevo telón de fondo sobre este medio.