A fines de 1968, y una vez culminado abruptamente la obra-evento Tucumán Arde, se produce un nuevo intento por impulsar la configuración de un ámbito común en torno a diversos grupos culturales que buscaban una intervención política. Se convoca, a fines de diciembre, a una serie de reuniones en la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos (SAAP) bajo el título de “Primer encuentro de Buenos Aires, Cultura 1968”. La iniciativa, propuesta por la artista Margarita Paksa, contó con unos cincuenta intelectuales convocantes. Llamaba a realizar el balance de diversas experiencias culturales que se estaban llevando a cabo en teatro, periodismo, literatura, sociología, cine y artes plásticas, en las cuales se planteaba ya un cruce con la política. La convocatoria proponía —además de debatir acerca de la situación en la que se encontraba cada grupo— acordar formas de acción político-cultural que se pudieran implementar de manera colectiva.“Cultura 1968”, por lo tanto, da cuenta del esfuerzo por reunir un amplio espectro del campo cultural. Amplio no sólo por la diversidad de las disciplinas de las que provenían todos los participantes del evento, sino también porque aparecían juntos muchos artistas que habían sostenido, durante años, posiciones (políticas, político-culturales y estéticas) contrapuestas. El Encuentro se prolongó hasta marzo de 1969, con reuniones semanales a las que asistían entre 50 y 200 personas en el local de la SAAP (en la calle Florida, 846), pero esta extensión de los plazos previstos no se debió a la concreción del proyecto de la convocatoria. Es en ese ámbito que se desencadena una discusión encarnizada en torno a la labor y a la fuente de financiamiento del equipo de investigación sociológica conocido como “Proyecto Marginalidad”. Las acusaciones contra estos investigadores, así como las réplicas de éstos, plantearon un nuevo eje que desplazó el foco de la discusión y terminó obstruyendo la formulación de nuevas iniciativas en común.