Tucumán Arde es la realización colectiva más conocida de la vanguardia de Buenos Aires y de Rosario, en el momento culminante de la radicalización política y artística por la que los artistas atraviesan a lo largo de 1968. Su diseño implicó un proceso complejo tanto de investigación, como de contrainformación y campaña de difusión masiva. Siendo parte integral de la investigación, un importante número de artistas (en su mayor parte rosarinos) viajó a Tucumán por segunda vez en octubre de 1968. En la Provincia, apoyados por sindicalistas, periodistas y demás colaboradores, los artistas desarrollaron un clandestino trabajo de registro de la situación social vivida por los ingenios azucareros (entonces cerrados), en escuelas y hospitales, etc., buscando información que pusiera en evidencia la falsedad de la campaña oficial sobre el llamado Operativo Tucumán. Se recurrió a múltiples medios: grabaciones, fotografías y filmaciones. Para preservar la información obtenida del riesgo de caer en manos de las fuerzas de seguridad, día tras día enviaban los resultados obtenidos a la ciudad de Rosario, donde un grupo de colaboradores los iba procesando.
Este documento es un informe detallado de las cuatro etapas que componen Tucumán Arde (la última de las cuales nunca llegó a concretarse a causa de la clausura de la muestra en Buenos Aires) y de las conclusiones respecto de la crisis tucumana a las que arribaron luego de la investigación. Fue preparado como material de prensa.
Las múltiples variantes con las que los artistas firman los documentos de Tucumán Arde no deben llamar a confusión. Desde 1966, el grupo rosarino había mantenido la denominación Grupo de Arte de Vanguardia de Rosario y, al fusionarse con artistas de Buenos Aires, los cuales no tenían un nombre como colectivo, usaron indistintamente varios nombres: Grupo de Artistas de Vanguardia, Grupo de Artistas Argentinos de Vanguardia, Grupo de Plásticos Argentinos de Vanguardia, Comisión de Artistas de la CGT de los Argentinos e, incluso, Comité Coordinador para la Imaginación Revolucionaria. Algunos documentos se firman con alguno de esos nombres genéricos, otros no llevan firma y algunos otros llevan una nómina extensa de nombres propios.