Alberto Greco (Buenos Aires, 1931 - Barcelona, 1965), viaja con una beca literaria a París en 1954. Al año siguiente, realiza su primera muestra europea. En 1956, Greco expone en Buenos Aires, viajando al año siguiente a Río de Janeiro y São Paulo, donde se presenta como pintor “tachista” (no vinculado al tachisme sino al “tacho” de la basura). En Buenos Aires es gran impulsor del informalismo. En 1960, en la galería Pizarro, da a conocer las Pinturas Negras y al año siguiente Las Monjas. En 1961, Greco se instala en París, donde comienza a desarrollar su idea sobre el Arte Vivo, que implica en la firma callejera de situaciones, objetos y personas. Realiza sus acciones de Arte Vivo en Roma, Venecia, Madrid, Piedralaves (Ávila), París y Nueva York, denominándolas “Vivo-Dito”, cuyo posible significado es “señalar vivencias [con el dedo]”. Se relaciona con los artistas de la vanguardia española (Antonio Saura, Manolo Millares). Se suicida en Barcelona en 1965.
Este documento, relacionado con Manifiesto Dito dell’Arte Vivo (Génova, 24 de julio de 1962) y Gran Manifiesto-Rollo del Arte Vivo Dito (Piedralaves, 1963), permite comprender el proceso de pensamiento de Greco en la relación arte-vida, así como también su programa de acción estética. El contenido y el comienzo de este borrador lo relaciona más con el primero, que parece ser una síntesis y reelaboración de este borrador para su difusión pública. El manifiesto italiano comienza diciendo: “L’arte vivo è l’aventura del reale”. Es una variante de la presentada en este borrador, el cual contiene tachaduras, correcciones y dibujos, constituyendo, así, tanto un documento histórico como un objeto artístico de Greco. El manifiesto sobre el Arte Vivo-Dito es vertebral dentro del conceptualismo argentino.