Aldo Paparella (Minturno, Italia, 1920 - Buenos Aires, Argentina, 1977), combatiente de la campaña de África en la Segunda Guerra Mundial, fue prisionero en Francia. Paparella llegó a la Argentina en 1950, convirtiéndose en renovador de la escultura no figurativa e informalista en la Argentina. A fines de los años cincuenta, con la serie Sugerencias, ensambla materiales de desecho. La utilización agresiva de la chapa convierte la materia en algo informal y Paparella comienza a pensar a partir del objeto, más que desde una concepción tradicional del lenguaje escultórico. Esto lo desarrolla en los Muebles inútiles. A comienzos de los años setenta, realiza, con materiales pobres, los Monumentos inútiles, su obra más significativa.
Documento de importancia, aún tratándose de una exposición en la tierra natal de Paparella, que hace énfasis en la relación entre la cultura mediterránea y la americana, clave en la lectura de la obra del artista. Este texto de presentación es una buena síntesis del problema central pensado por Paparella desde fines de los años sesenta: la sociedad de consumo y el arte como mercancía. En este documento, presenta el escultor una variable de gran interés: el artista como un sujeto autónomo de la realidad circundante. Una idea excepcional para el arte argentino ya que la mayoría de los artistas había aceptado el imperativo de la realidad en un proceso de politización creciente. Paparella sostiene sus ideas esencialistas, como si el arte fuese el último recurso de la humanidad ante la barbarie de la mercantilización. Bajo esa perspectiva, tal vez, debieran comprenderse sus Monumentos inútiles, obras que son paradoja e ironía de un antiguo prisionero de guerra.