A fines de 1965, el Grupo de Arte de Vanguardia de Rosario —constituido a partir de la fusión de tres talleres con artistas provenientes de distintas formaciones (alumnos de Juan Grela, el Grupo Taller y recientes egresados de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad)— da inicio a sus acciones colectivas y tomas de posición públicas. Dos años después, el grupo ha cobrado cohesión y es reconocido como uno de los núcleos más dinámicos del arte experimental en el país. Planificado a inicios de 1968, el Ciclo de Arte Experimental empezó en mayo en una sala cedida por una agencia de publicidad. Tiempo después, el Instituto Di Tella de Buenos Aires les proporciona un subsidio que les permite alquilar un pequeño local vidriado en una galería comercial. Quincenalmente inaugurarán, hasta octubre de 1968, una experiencia propuesta por cada uno de sus integrantes.
Las tres últimas presentaciones del Ciclo (las de Eduardo Favario, Rodolfo Elizalde / Emilio Ghilioni y Graciela Carnevale) constituyen el bloque final y, de algún modo, el más radical en cuanto a las rupturas antiformalistas y antiinstitucionales por las que atravesaba el grupo.
La acción del encierro realizada por Graciela Carnevale fue —sin proponérselo— el propio cierre del Ciclo. El público había sido convocado a través de invitaciones y de un aviso en el diario para asistir a una nueva inauguración del Ciclo. Llegada la hora, y cuando se habían reunido numerosos asistentes en el reducido local, Carnevale salió del mismo, cerró la única puerta con un candado y se fue. El encierro ya no es vivido aquí como simulacro (como sí, al ser explicadas finalmente como “arte”, las dos acciones anteriores del Ciclo, de Favario y de Ghilioni-Elizalde, hubieran caido en la representación) sino como una experiencia vital cargada de violencia. Luego de un par de horas de paciente espera, el público encerrado pudo salir a través de un vidrio roto por la acción de rescate de un asistente que había quedado del lado de afuera. Un integrante del Grupo, pensando que así se arruinaba la obra, intentó impedirlo por la fuerza y todo derivó en una gresca que produjo la intervención policial y la consiguiente clausura, tanto del local como del Ciclo