Rafael Heliodoro Valle, escritor hondureño, ofrece en este artículo un panorama de los momentos más importantes de la historia de la pintura mexicana. Valle asegura que la producción artística mexicana es excelsa y ampliamente alabada por los críticos internacionales. Valle atribuye la excelencia artística al rico pasado mexicano, como evidencian las numerosas ruinas arqueológicas. Valle destaca a los pintores coloniales Baltasar de Echave Orio, Baltasar de Echave Rioja, Juan Rodríguez Juárez y Miguel Cabrera por sus logros artísticos, a pesar de las limitaciones impuestas en sus carreras por el conservadurismo de la época. Durante el periodo colonial, la Academia de San Carlos sirvió como base de la pintura académica mexicana y del “mexicanismo”, tal y como reflejan las obras del aclamado pintor Saturnino Herrán. Valle cita al Doctor Atl y a José Clemente Orozco como pintores modelo tras el fin del régimen de Porfirio Díaz. Para Valle, Diego Rivera es el pintor mexicano más célebre y el que ha generado mayor discusión crítica fuera de México. Señala que José Vasconcelos, secretario mexicano de educación pública, encargó a Diego Rivera —al igual que a José Clemente Orozco— varios murales para decorar el Ministerio de Educación en Ciudad de México. Valle también menciona las Escuelas de Pintura al Aire Libre y la Sección de Dibujo y Trabajos Manuales, dos iniciativas para incorporar la enseñanza del arte a nivel colectivo en el programa revolucionario mexicano. Por último, Valle nombra a diversos pintores mexicanos contemporáneos como el grupo “30-30”, entre los que destacan Manuel Rodríguez Lozano, Abraham Ángel, Julio Castellanos, Máximo Pacheco, Rosario Cabrera, Carlos González, Rafael Vera de Córdova y R. Alva de la Canal.