El ensayo de Xavier Villaurrutia (1903-50) es parte del catálogo de la primera gran exposición de Manuel Álvarez Bravo (1902-2002), presentada por la Sociedad de Arte Moderno. A esta publicación se sumaron tres escritos: “El arte negro” texto del fotógrafo, “La Fotografía como arte” de Gabriel Figueroa y “Manuel Álvarez Bravo” de Diego Rivera. Además, incluye un inciso intitulado “Notas sobre la investigación fotográfica”, una cronología del artista y 30 ilustraciones. De acuerdo a la lista de obras, la muestra contó con 109 láminas. Esta exposición fue la tercera organizada por la fundación y —según lo dicho por la historiadora Ana Garduño (“Lo privado y lo público”, en Discurso Visual, núm. 8, Nueva Época)— tuvo tal éxito que el tiempo de exhibición tuvo que ser prolongado, al haber sido visitada por cerca de doce mil personas. No obstante que, desde 1942, el Museo de Arte Moderno de Nueva York había integrado a su colección algunas de las imágenes de Álvarez Bravo o bien de que, años antes, André Breton lo había incluido en las exposiciones surrealistas de París (1939) y de la Ciudad de México (1940), según el investigador Alfonso Morales, esa muestra lo consagró como el máximo representante de la fotografía mexicana. Una de las constantes que está presente en todos los escritos antes referidos es la discusión sobre el valor de la fotografía como creación artística.