La realización de la V Bienal Nacional de Arte de Guayana representaba la conmemoración de una década desde que se llevó a cabo la primera edición de este evento en 1987. Sin duda alguna, la Bienal se consolidó como espacio dedicado a la constante confrontación de temas relativos a la contemporaneidad y el arte; por lo tanto, abriendo su convocatoria a las más novedosas propuestas de arte experimental. Incluso extendiendo sus límites, no sólo al espacio museológico sino también al espacio urbano y demás recintos de carácter histórico en Ciudad Bolívar, la capital del Estado Guyana. Fue en 1991, bajo la ejecución de su tercera edición, que los críticos de arte venezolanos Ruth Auerbach y Freddy Carreño asumen la curaduría de la Bienal con la intención de enaltecerla al nivel de otras bienales internacionales que contemplaban los preceptos de la contemporaneidad en sus bases como prioridad. Lamentablemente, y como muchos otros Salones de Arte venezolanos, la Bienal de Guayana desaparece tras la realización de su quinta y última edición en 1997. Este ensayo se complementa con los textos de los críticos Gabriela Rangel (“Bienal de Guayana. Del Salón Nacional a la Región Globalizada”) y Freddy Carreño (“Al sur del Paralelo 8. Arte y confrontación, argumentos para un debate”) contenidos en el mismo catálogo.
[Como lectura complementar para este texto, véase otro ensayo de Auerbach sobre III Bienal Nacional de Arte de Guayana, realizada en 1997, intitulado “Sin título” (1162215)].