El crítico de arte Denys Chevalier analiza, en su ensayo sobre la obra del pintor venezolano Héctor Poleo (1918–89), lo que representa la última etapa en su evolución pictórica (entre finales de los cincuenta y mediados de los sesenta). Chevalier realizó un amplio seguimiento de la obra de Poleo e intensificado desde el instante en que el artista decidió radicar en París. De esta etapa, el ensayista recalca que no sólo obedece a la evolución del estilo (afín al surrealimo practicado por Poleo), sino que muestra un mayor aprecio por la materia pictórica en su decisión de cambiar la técnica de la caseína y el óleo por las tintas acrílicas. Las cualidades estéticas que resultan de estas decisiones adquieren, para Chevalier, un tono poético comparable con las obras de los pintores simbolistas (en especial con la del grabador francés Odilon Redon), artista que sirve de referencia para los comentarios del ensayista en torno al trabajo de Poleo. Los argumentos esgrimidos en el texto se apoyan en el análisis plástico formal de varias piezas significativas de Poleo para ese momento (1968); las cuales resultan claves para entender el aporte interpretativo de Chevalier. El crítico francés fue uno de los primeros en usar el término “simbolismo” para referirse a la obra de Poleo de aquel período.
[Para otros textos sobre la obra de Poleo, consúltese el archivo digital ICAA: las reseñas de Alberto Junyent “Aromas de la gracia” (doc. no. 1153851) y “Obras recientes de Héctor Poleo” (doc. no. 1153835); el artículo de Juan Liscano “Pedro León Castro y Héctor Poleo” (doc. no. 850175); el texto de Simón Noriega “Fuentes concretas del surrealismo de Poleo” (doc. no. 1153819); lo escrito por Bélgica Rodríguez en “Hector Poleo, inventor y fabulador de formas” (doc. no. 1153899); y finalmente dos textos de Alfredo Boulton “Introducción” (doc. no. 1153883) y “El tema de la figura humana en la obra de Héctor Poleo” (doc. no. 1153964)].