El texto ofrece la visión de la obra de Gladys Meneses (1938–2014), una artista integral, que relata su proceso formativo desde una perspectiva muy personal; sus reflexiones en torno a este tema son acordes con la motivación de la entrevista del periodista Carlos Paolillo: una exposición antológica. Éste hurga, además en los elementos expresivos de Meneses, indagando su preocupación formal y paisajística, destacando el agua y las piedras como elementos concretos de la naturaleza. El comentario de Meneses acerca de su soledad en el oficio permite entrever la ausencia de una tradición de grabadores en Venezuela, a pesar de los esfuerzos realizados por el CEGRA (Centro de Enseñanza Gráfica, Caracas, 1979-90) y por el TAGA (Taller de Artistas Gráficos Asociados, Caracas, de 1976 hasta la fecha). Puede decirse que El Taller de Luisa Zuloaga de Palacios (1923-1990) inicia el proceso de aglutinar artistas en torno al oficio; y que tanto el CEGRA como el TAGA fueron el resultado de la formal cristalización de aquella experiencia. Sin embargo, cuando Paolillo entrevista a Meneses, dichas iniciativas aún no habían producido una generación consolidada de grabadores, los cuales, más allá del oficio, tentaron experimentar con técnicas. Meneses señala: “no siento [en los artistas contemporáneos] la investigación del grabado por el grabado mismo. La mayoría de nuestros grabadores trabajan con criterio de pintores”. En este tópico Meneses siente la necesidad de confrontar su búsqueda con la de otros artistas. Reconoce que, tanto en el CEGRA como en el TAGA, existe el germen de esta necesaria tradición de grabado.
Para una reseña sobre la obra de la artista, consúltese el archivo digital ICAA: “Gladys Meneses” de Iván Torres y F. Valladares (1155685)]. Además, véase la entrevista de la periodista Miriam Delgado, “Del papel al acero: Gladys Meneses sigue rindiendo culto al Delta” (1155645); y el texto de Lucía Quintero Yanes, “Grabados de Gladys Meneses” (1155664)].