Nota editorial de la revista Cultura Peruana en torno a la creación del Consejo Directivo de las Bellas Artes, órgano encargado de supervisar la enseñanza artística en el Perú, que habría de reorganizar la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA). Hacia mediados de la década de los treinta se articuló una fuerte oposición contra esa tendencia —percibida como oficial y excluyente—, hasta la destitución, en 1943, de Sabogal de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Para los seguidores del indigenismo se trató de una disposición injusta, produciéndose un movimiento de adhesión al pintor expresado en cartas, notas periodísticas y eventos sociales.
El Consejo Directivo de Bellas Artes fue creado en 1943. Tuvo entre sus principales funciones supervisar la dirección de los centros de enseñanza artística y de los museos estatales, proponer la creación de nuevos museos, formular las bases de concursos de arte, organizar exposiciones temporales y patrocinar conferencias y publicaciones sobre temas de arte. Inicialmente estuvo constituido por Alberto Jochamowitz (1881–1974), Manuel Vicente Villarán (1873–1958), Enrique D. Barreda (1879–1944), Aurelio Miró Quesada Sosa (1907–98) y Guillermo Porras Barrenechea. Su creación se debió, en gran medida, al desarrollo del movimiento crítico en contra de José Sabogal y sus políticas ideológicas, según el cual las artes en el Perú contemporáneo no habían tenido el desarrollo esperado como consecuencia de su inadecuada gestión en la ENBA. Una de las primeras funciones del consejo fue supervisar la reorganización de ese centro de estudios, impulsando nuevos métodos de enseñanza que respetaran las inclinaciones de los alumnos, evitándose así la imposición de un estilo o directriz en particular.