En 1955, el pintor Fernando de Szyszlo (1925–2017) ganó el Primer Premio del III Salón de Pintura Manuel Moncloa, eventualmente el de mayor importancia para la escena artística peruana. Cuatro años antes, a su regreso de Europa, había jugado un papel fundamental en defensa y para la difusión del arte abstracto en su país, tanto por su obra como por un afán polemista [véase al respecto en el archivo digital ICAA el artículo (sin autor) “Dice Fernando Syszlo que no hay pintores en el Perú ni América: el joven pintor peruano declara sentir su pintura y la de los demás pero no puede explicarla” (doc. no. 1137793)]. El éxito del arte “no-figurativo” en el medio artístico de Lima cobra relevancia al considerarse que el premio anterior fue otorgado a Alfredo Ruiz Rosas (1926–2002), pintor alineado en las filas del realismo de corte social, otro hecho marcante en esa época, el cual tuvo también sus repercusiones polémicas. Si bien hubo una abstención de artistas figurativos en el III Salón mencionado, la participación mayoritaria de pintores abstractos evidenciaba el triunfo de esta tendencia entre los jóvenes, lo cual se confirma posteriormente con el I Salón de Arte Abstracto de 1958. [Para más información, véanse en el archivo los siguientes artículos: de Manuel Jesús Orbegozo “Un ‘pan’ común, de todos los días, amasado por Alfredo Ruiz Rosas, ganó diez mil soles” (doc. no. 859785); de Luis Miró Quesada Garland “En blanca y negra…” (doc. no. 859805), “En blanca y negra” (doc. no. 859826), “Sobre un arte integral” (doc. no. 1227195) y “Sobre un arte integral” (doc. no. 859917); y de Alejandro Romualdo Valle “Sobre un arte integral (respuesta al arquitecto Luis Miró Quesada G.) (doc. no. 1227139), “Sobre un arte integral: punto final” (doc. no. 1227176) y “Ruiz Rosas y un arte integral” (doc. no. 1227027)].