El documento da cuenta del valor del coleccionismo en la ciudad de Bogotá, amén de la forma como se valoraban y preferían las piezas extranjeras (sobre todo de origen antiguo), sobre las nacionales y/o contemporáneas. Los personajes nombrados en este documento configuran, en términos generales, el grupo de artistas reconocidos en la capital colombiana, los cuales se relacionaban con las élites poseedoras de obras de arte; ambos representaban el gusto estético de la época. El texto presenta las instancias ejecutivas y legislativas del Gobierno Nacional como aquéllas que arbitran y controlan, por la vía del “acto oficial”, el transcurrir y el devenir de las bellas artes en Colombia. Con este hecho se pone en evidencia la construcción de una historia nacional asociada a cánones, virtudes y valoraciones morales, los cuales dan origen a un circuito moderno del arte en el país. Este documento debe leerse en relación con las actas del jurado de la Primera Exposición Anual de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Colombia [“Actas de los jurados de calificación (de la 1ª exposición anual de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Colombia)”, véase 1132596].
La Escuela Nacional de Bellas Artes de Colombia no sólo fue el lugar de la enseñanza del arte oficial para las nuevas generaciones; también fue el lugar de reconocimiento y legitimación de aquello que era considerado arte, artista, obra artística, colección, coleccionista y disciplinas modernas. A raíz de la selección de obras efectuada por el dibujante, pintor y periodista Alberto Urdaneta (1845−87) para la Primera Exposición Anual de la Escuela de Bellas Artes se crearon los modelos artísticos a ser implementados. El gobierno reconoció en las autoridades del campo del arte, la capacidad para valorar las piezas allí presentadas. Dichos premios legitimaron a la Escuela como lugar de producción artística moderna, con áreas bien definidas y organizadas institucionalmente. La producción artística de mujeres —pertenecientes a familias tradicionales y/o burguesas de la ciudad— era separada en una categoría aparte para que compitiesen entre sí, cuidándose de no llamarlas “artistas”.