Este ensayo fue escrito por el artista colombiano Ignacio Gómez Jaramillo (1910–70), posiblemente, a raíz de la publicación de la primera edición de José Gutiérrez Solana (Buenos Aires: Editorial Poseidón, 1944), escrito por el ultraísta hispánico Ramón Gómez de la Serna. En esta ocasión, Gómez Jaramillo adaptó un texto que ya había escrito previamente sobre el mismo artista (véase Gómez Jaramillo, Ignacio: “El pintor español José Gutiérrez Solana”, Revista de las Indias, Bogotá, Vol. 5, No. 16, abril de 1940, págs. 442–48).
Más allá del esbozo biográfico sobre José Gutiérrez Solana (1886–1945), a través de este escrito son perceptibles, leyendo entre líneas, las posiciones de Gómez Jaramillo con respecto al arte colombiano del momento. Por un lado, presenta sus críticas a la “españolería” o lo que él tilda de la “España de la pandereta” —puesta en boga en el escenario plástico local por artistas como Ricardo Gómez Campuzano (1891?1981) y Miguel Díaz Vargas (1886–1956)—, pero, por otro lado, critica directamente el tipo de pintura academicista de raigambre española (téngase en mente el V Salón Nacional de Artistas de 1944, donde Díaz Vargas, formado en la Academia de San Fernando de Madrid, ganó el primer premio de pintura con su Estudio en gris (1944), un desnudo academicista).
Ignacio Gómez Jaramillo fue uno de los principales artistas de la primera mitad del siglo XX en Colombia, influido estilísticamente por Paul Cézanne (1839?1906) y conceptualmente por las ideas nacionalistas del muralismo mexicano. Pintó murales en varios edificios públicos del país, entre ellos el Capitolio Nacional (sede del Congreso de la República); precisamente, en 1938, llevó a cabo los frescos La liberación de los esclavos y Los comuneros. Estudió ingeniería en la Escuela de Minas en Medellín y luego continuó estudios en Barcelona. En 1930, produjo su serie de paisajes de Toledo y, en 1931, montó en Madrid su primera exposición individual.
Entre 1936 y 1937, Gómez Jaramillo residió en México, país donde estudió la pintura mural con una beca del Ministerio de Educación Nacional de Colombia. Entre 1938 y 1940, dictó los cursos de pintura al fresco, composición y dibujo en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá). Entre 1940 y 1944, fue director de la Escuela de Bellas Artes de la misma institución y obtuvo el primer lugar en el I Salón Nacional de Artistas de 1940 con su óleo Madre del pintor. Volvería a participar en varias ocasiones en este evento, de tal modo que, en 1961, obtuvo el primer premio de dibujo.