Por dos razones cobra importancia este texto. La primera es que destaca el rol de Helena Produccionesen la activación y promoción del circuito artístico nacional; esto lo hace destacando el esfuerzo del colectivo por hacer que el Festival de Performance de Cali fuera un evento con trayectoria, regularidad y de peso (a nivel latinoamericano). Desde ese momento, se cuenta con la participación de invitados internacionales como el madrileño Santiago Sierra (n. 1966), el mexicano Pancho López (n. 1972) y el francés Piero Pinoncelli (n. 1929). La segunda interesa por revelar, en palabras de uno de ellos, tanto el aura reinante en la quinta versión del festival como las razones políticas y artísticas que lo movilizaron a desarrollar una propuesta en el espacio público de la ciudad bajo el contexto del festival mismo.
Del texto se destacan las palabras de Sierra que actúan como críticas punzantes a la realidad artística y sociopolítica colombiana. Está delimitado por los conflictos causados por diferencias sociales, el auge electoral y el reciente el secuestro de la candidata presidencial Ingrid Betacourt(n. 1961)por las FARC [Fuerzas Armadas Revolucionarias]; elementos que le permiten a Sierra afirmar su preferencia por una vía menos sangrienta. El artista español compara su obra con la acción Un Dedo para Ingrid, realizada por el francésPinoncelli y en la cual amputó una de sus falanges reclamando la libertad de candidata presidencial. Sierra alega: “pienso que en tu país ya se ha vertido sangre suficiente”. Esta línea reclama no sólo al performance citado sino al arte hecho en Colombia, una manera diferente de llevar las situaciones al límite mediante comentarios más inteligentes y menos “politiqueros”. La suspensión de la bandera y la posterior rasgadura y quema de ésta, hecha por el público del festival, revela una posición y dimensión política de problemática tal vez igual a la de otras acciones vistas en el festival. Sin embargo, logra ciertos matices que, a su juicio, están polarizados entre el homenaje y la deshonra a un símbolo (representado por la bandera norteamericana). Cabe resaltar la actitud del público, contraria la reacción que las directoras del museo mostraron, ofendidas, ante la quema de la obra.
Carlos Jiménez (n. 1947) estudió arquitectura en la Universidad del Valle. Obtuvo una maestría en Teoría e Historia del Arte y la Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia. Ha ejercido la crítica de arte, en los semanarios españoles Cambio l6, Tiempo, El Europeo, amén de los diarios El Sol y El Mundo. Actualmente, escribe para ArtNexus, Third Text y Lápiz; además, es responsable por una columna semanal en El País de Cali. Entre sus libros figuran: Extraños en el paraíso: ojeadas al arte de los ochenta y Arquitectura, subdesarrollo y revolución, resultado de larga investigación hecha en colaboración con Emilio Pradilla.