El presente texto es un análisis sobre el proceso según el cual el mestizaje con el negro deja de ser encuadrado en los lindes categóricos raciales del siglo XIX, tanto por comentadores como por estudiosos de la cultura brasileña. Según aquellas categorías, correspondería a una inferiorización del elemento blanco, pasando a ser fundadora de una cierta identidad nacional. Según se indica, para escritores tales como Sílvio Romero, Euclides da Cunha o Nina Rodrigues, el mestizaje con negro expresa la realidad social de ese momento histórico, totalmente diferente del momento romántico anterior en que sólo la mezcla entre blanco e indio era lo caracterizable socialmente, tomándose en cuenta el límite epistemológico impuesto por la esclavitud. Sólo al iniciarse el siglo XX, el mito de “las tres razas” cobra consistencia, dando origen a una ideología que propicia la instauración del moderno Estado (republicano) brasileño. Sin embargo, se llama la atención del lector ante la imposibilidad de una realización concreta de dicho mito, el cual sigue operando sólo a nivel simbólico. El texto indaga, también, la situación generada en la década de los treinta, cuando Gilberto Freyre pasa a ser la culminación de toda una línea de intérpretes del Brasil que se había iniciado en el siglo XIX. Sergio Buarque de Hollanda y Caio Prado Jr. representan, así, una nueva corriente, ahora asociada a la enseñanza superior universitaria. Freyre, a su vez, a pesar de haber trabajado sobre las mismas problemáticas de sus predecesores, se alejó lo más posible del “biologismo” anterior, transformando, así, el mestizaje en una completa positividad. Esto permitió la plena difusión del mito de las tres razas en el meollo de la sociedad; de ese modo, se taparon los conflictos raciales, creándose condiciones para una identificación de todos con la nacionalidad.