En el texto se observa la necesidad de poner en destaque y de traer a la mesa de discusiones un elemento vertebral de todos los desarrollos artísticos vía croquis, esbozos, diagramas que pueden implicar desde una pintura a una escultura: el dibujo.
En un ámbito predominantemente figurativo y nacionalista, Flávio de Carvalho (1899–1973) es de los pocos artistas brasileños que manifiestan ciertas afinidades con el dadaísmo y el surrealismo y, de alguna manera innegable, con la abstracción. Además de pintor, fue arquitecto, escenógrafo, ilustrador, escritor y dramaturgo; siendo uno de los más inventivos creadores de su generación y un radical. Sus actos de cuño impugnador tales como la Experiência n.2, realizada en 1930, cuando desfiló de sombrero ancho, yendo a contramano de una procesión católica en el centro de la ciudad de São Paulo, muestran su intención, de desestabilizar el orden social y moral vigentes. Genera un escándalo al presentar una ponencia urbanística, “Uma tese curiosa: a cidade do homem nu” [véase archivo digital ICAA (783858)], durante el IV Congresso Panamericano de Arquitetos, celebrado en Rio de Janeiro, el año de 1930, Hay otro texto suyo de tónica semejante, ver “A única arte que presta é a arte anormal” (1084943). Este documento muestra la amplitud teórica subyacente al enfocar su mira a temas esenciales del arte, como son medios de expresión universal como el dibujo. Esa amplia visión se la dio su bagaje de estudios en Europa (1916–22) y, posteriormente, unos testimonios que recoge en 1934, durante otro viaje a Europa, ocasión en la que entrevista algunas celebridades: Man Ray, Tristan Tzara (1110387), Herbert Read, Roger Callois (1110390), y Tommaso Filippo Marinetti. Al año siguiente, Carvalho publica el resultado de esa labor en el matutino Diário de S. Paulo.