A los catorce años de edad, el artista brasileño de ascendencia nipona Jorge Mori (n. 1932) inició estudios de pintura (1946) en la ciudad de São Paulo, bajo orientaciones del pintor japonés Yoshiya Takaoka. En la década de los cuarenta, participó de varios salones llegando a exponer en individuales tanto en la capital paulista como en Río de Janeiro; debido a su precocidad, levantó interés entre la crítica de arte, amén de sus cualidades pictóricas. El presente documento registra el gran interés que muestra el crítico y sociólogo Sérgio Milliet por su pintura, aunque manifieste dudas referentes al contenido del trabajo a ser desarrollado en el futuro. En la época, la pintura de Mori deja translucir sólo una cualidad técnica orientada, sin ambages, a aquellas tendencias que privilegiaban los pintores de las décadas de los treinta y cuarenta en el Brasil. Muchos de ellos se manejaban aún entre los lindes impresionistas y posimpresionistas, desarrollando incluso escenas de interiores y naturalezas muertas. A principios de los años cincuenta, Mori se integró al Grupo Guanabara, donde se mezclaban artistas nacionales y aquellos inmigrantes en São Paulo de orígenes nipón e italiano. Posteriormente, Mori se trasladó a París donde permaneció un cuarto de siglo, dedicándose, paradójicamente, al aprendizaje de técnicas renacentistas de pintura.
[Como lectura complementaria sobre artistas nipo-brasileños, véanse en el archivo digital ICAA los textos: “Grupo Seibi” (1110646); de Tomoo Handa “1ª Ata Grupo Seibi” (1110650) y “Depoimento” (1110643); de Ibiapaba Martins “Meia hora no ‘atelier’ do Jacaré” (1110647); de Alzira Pecorari et al. “Depoimentos sobre o Grupo Guanabara” (1110644); de Takaoka y Daisy Peccinini “Depoimento de Yoshyia Takaoka ao Centro de Pesquisa de Arte Brasileira Fundação Armando Álvares Penteado” (1110642); y de Maria Cecília França (org.) “Nipo Brasileiros: mestres e alunos em 50 anos” (1110648)].