El texto es importante pues rescata la obra y esfuerzo desarrollado tanto por Helena Producciones como por Lugar a Dudas (véase 1098601) por la promoción y creación de espacios contestatarios donde se pretende redefinir la ciudad desde el contexto artístico y cultural que ha vivido Cali desde los noventa. Lo significativo de esta aseveración es que María Inés Rodríguez (n. 1968), apoyándose en la vida y obra de un símbolo de identidad regional, consigue dibujar la imagen de las organizaciones que trabajan en una sociedad donde el dinero ilegal y la producción cultural se entremezclan. Se estanca, así, esta última en una fusión casi patética de la vida real con el imaginario de horror y de efectos especiales de las películas de terror. Es pues destacable que el texto se labra a partir de tres temas paradigmáticos: la identidad regional, los efectos especiales y el terror; todos ellos temas fundacionales con los que Helena Producciones ha trabajado desde la década de noventa (véase 860414). La autora deja claro que, frente a una sociedad adormecida por los medios, estas organizaciones guardan con recelo y desconfianza su posición como plataforma de discusión crítica y experimental.
Rodríguez usa como referencias la figura del joven escritor caleño Andrés Caicedo (1951-77), quien, en los años setenta, se destacó por usar en su narrativa personajes jóvenes de clases adineradas; éstos, en su esfuerzo por salir del mundo cómodo que los rodea, se aventuran a ingresar a los lugares más sórdidos y lúgubres de Cali donde son arrastrados hacia la muerte. De la misma forma que sus personajes, Caicedo muere prematuramente, suicidándose a los 26 años de edad. El escritor, participante del amplio movimiento cultural de la ciudad en los años setenta, fue cofundador del Cine-club de Cali, cuna de la vanguardia cinematográfica de la época. Por otra parte, Caicedo se instaura como un hito que, desde su producción intensa y precoz, plasma la zozobra y el terror sociopolítico vivido por la juventud de esa ciudad durante los años setenta. Lo hace mediante una analogía con la literatura de terror y las novelas vampirescas, aplicadas a ese momento. A través de su muerte prematura, Caicedo da indicios de poca esperanza ante la realidad sociopolítica que la ciudad y el país atravesaban entonces.
María Inés Rodriguez es una curadora colombiana que vive y trabaja París. Ha hecho muestras entre las que se encuentra la V Bienal del Caribe para el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo y, en 2007, el Encuentro Internacional de Medellín. Desde el 2005, ella ha sido parte del programa de curadores invitados en la Alianza Francesa de Bogotá; hace parte del consejo editorial de la Revista Valdez y es la creadora de la editorial para proyectos de artistas Tropical Paper Editions. Actualmente (2009) es curadora del Museo de Artes de Castilla y León MUSAC en la ciudad española de León.
Para complementar el contexto histórico en la década de los noventa (véase “Una historia de Helena, Festival de performance II, 1099696).