En 1949, Enrique Grau era uno de los más promisorios artistas colombianos, mientras que Jorge Gaitán Durán, con apenas 25 años, descollaba en los campos de la crítica y la poesía. Este texto ofrece una amplia visión crítica del segundo sobre el primero, lo cual permite establecer relaciones transversales entre la literatura y las artes plásticas en la consolidación del arte moderno en Colombia.
De hecho, Gaitán Durán, viajero frecuente e investigador consumado, había sido uno de los más incisivos instigadores del arribo de la modernidad al país, e incluso había colaborado en la organización del “Salón de los XXVI”, en 1948, y del Salón de Arte Moderno, en 1949, donde expusieron varios de los noveles artistas que luego desarrollaron su obra dentro de una estética marcadamente moderna. El mismo Grau participó en esos salones, donde fue uno de los artistas más sobresalientes.
La ventaja de este artículo es que lee la obra temprana de Grau desde una perspectiva moderna, es decir, atendiendo a las particularidades formales, técnicas y estilísticas que hacen de su pintura un testimonio de su tiempo y una expresión de su personalidad. También cabe resaltar que el autor intenta periodizar en tres etapas el trayecto artístico de Grau durante la década, lo cual supone una ayuda metodológica para el investigador interesado en el tema. En suma, el artículo se caracteriza por su profundidad argumentativa y por su solidez crítica, por lo que se constituye como una fuente de referencia sobre la obra de este artista colombiano.