Éste, además de ser un documento gráfico importante de la época, tiene el valor de poner en relación lecturas diversas de la obra del artista Bernardo Salcedo (1939–2007), a través de las cuales se aclara que, a pesar de ser Salcedo uno de los artistas predilectos de Colombia por parte de la crítica nacional e internacional en las décadas de sesenta y setenta, era; por otra parte, uno de los intelectuales más cuestionados del momento. Desde el comienzo, la carrera de Salcedo se vincula a los principales debates que abrieron puertas hacía expresiones consideradas pop o conceptuales, o que dieron lugar a redefiniciones de medios tales como la pintura, el dibujo o la escultura. Todo ello suscitó dudas y sospechas que, en buena parte, justificaron las tan contradictorias afirmaciones del artista en diferentes medios de comunicación.
Desde que terminó su carrera de arquitectura, Salcedo trabajó —paralelamente a su proposición artística— como reconocido director-de-arte en publicidad y como profesor de taller de arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia. Ocupaciones que se tomaron muchas veces como excusa para argumentar en su contra, ya que sus propuestas no debían considerarse en el mundo del arte sino en el de los campos en los que ejercía su vida laboral. En ocasiones, según comenta Camilo Solvente en el texto que hace parte de este documento, Salcedo contestó a las críticas de manera desconcertante; diciendo —como lo hizo en la Bienal de Coltejer, en la que fue premiado con su obra Hectárea de heno— que había desarrollado éste y otros trabajos convencido de que iban a ser premiados porque sencillamente complacían las tendencias vigentes de la crítica. En el caso de la Bienal de Coltejer (realizada en Medellín), la crítica lo reconocería como gran artista si su obra seguía las “tendencias conceptuales” que representaban los gestos artísticos de avanzada en ese determinado momento.