La realización del XXXIII Salón Nacional de Artistas celebró sus cincuenta años con una muestra de obras que, en sus diversas formas de expresión, daban cuenta de lo que había significado la década de los ochenta para las artes visuales locales. Las tendencias con influencia de la transvanguardia italiana, el interés por las instalaciones en cuanto género en sí mismo, la presencia de lo conceptual en trabajos correspondientes a una forma de arte que tenía incipientes resonancias en Colombia, los performances y algunas expresiones fotográficas, fueron, en general, el tipo de obras que los artistas presentaron.
El evento coincidió con la realización de la Feria Internacional del Libro, lo que congregó aún más público. Sin embargo, según cita Rubiano, esto no significó que los espectadores hubiesen tenido los elementos y referentes para hacer una lectura crítica de las obras; la ausencia de una formación de público se hizo evidente. La revisión de Rubiano traza un panorama completo no sólo de las propuestas presentadas, sino del evento mismo y su organización.
Precisamente Rubiano anotó que la cantidad de obras exhibidas no expresaba conexiones directas con “la realidad dramática y compleja”que vivía el país. Gerardo Mosquera, el crítico cubano citado por Rubiano en el texto, manifiesta como asunto básico que había propuestas de calidad, aunque poco tuvieran que ver con la identidad nacional. Esta es, entre otras, una de las críticas que cobra resonancia en el artículo: la idea de imitar o apropiar lenguajes desligados del contexto local.
Es importante citar que la distribución de las obras se hizo en dos pisos del pabellón. En el primero se ubicaron las obras consideradas bidimensionales y en el segundo lo denominado tridimensional; sin embargo, este criterio no fue el más indicado ya que la variedad y cantidad de propuestas exigía otra distribución. No hubo organización apropiada para las esculturas ni tampoco para las instalaciones y eso dificultaba apreciar las piezas en su individualidad. Por lo demás, predominó la pintura figurativa sobre la abstracta; más aún, la mayoría de los riesgos fueron asumidos en el campo tridensional.
María Teresa Hincapié (1954–2008) obtuvo el Primer Premio en el XXXIII Salón Nacional de Artistas con su performance Una cosa es una cosa. Trabajo en el que la artista colombiana sacaba una cantidad de objetos de una vieja maleta de viaje para luego organizarlas en un espacio rectangular: objetos decorativos, alimentos y ropa eran desempacados y empacados sin cesar.