En noviembre de 1957, en Bogotá, se abrió la sala de exposiciones de la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República; la cual no abrió sus salas de lectura sino hasta febrero de 1958. Por su parte, el pintor y paisajista colombiano Gonzalo Ariza (1912–1995) desarrolló un proyecto pictórico a lo largo de su vida en torno al paisaje colombiano, siendo influenciado por técnicas japonesas aprendidas durante sus estudios en Tokio (1936–38). El mismo Ariza comienza este artículo elogiando a la biblioteca por haber albergado la exposición de Alipio Jaramillo (1913–1999), un artista que había sido objeto de la censura mediante el desalojo de unos de sus murales, en 1953, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Colombia. Ariza considera que esta muestra de Jaramillo desmiente el perfil “abstraccionista” que parecía tener la sala de exposiciones de la biblioteca.
Lo que Ariza denomina “abstraccionismo” comprende, en realidad, un conjunto de tendencias de artistas los cuales, sin abandonar un referente temático, desarrollaban un lenguaje pictórico o escultórico con algunas exploraciones geométricas y la influencia de artistas como Pablo Picasso y Paul Klee. En la medida en que estas tendencias no se constituyen propiamente como un movimiento fácilmente determinable, la afirmación de Ariza respecto a la conveniencia del “abstraccionismo” para el establecimiento capitalista puede parecer infundada. Sin embargo, la importancia del comentario en aquel contexto radicaría en que formula incipientemente las bases de lo que fueron las discusiones sobre arte y política desarrolladas en Colombia, principalmente, entre las décadas de los sesenta y setenta.