En este artículo, Darío Achury ofrece un examen de la cultura americana (aquella que para el autor engloba a todo el continente), frente a la cultura europea en plena crisis tras la situación de guerra sufrida por toda Europa. La situación para Achury significa una oportunidad para el desarrollo de una cultura propia en el continente. En otras palabras, privados de la cultura europea, la cultura americana debe empezar a adquirir conciencia de sí misma, observando su propia realidad. Lo anterior para el autor no significa un “retorno al pasado”, sino una forma de llenar de sentido el presente para, de esta manera, no alimentar un mito sino hacer historia. Para ello, señala el crítico, hay que proveerse de instrumentos propios con los cuales dar forma a la cultura mediante el orden, la belleza y la voluntad. No se trata de partir de la nada, de renunciar a las adquisiciones de la cultura occidental; de lo que se trata es de ir tras una cultura “esencial” que informe y oriente la vida; amén de otorgar “valores eternos” a la existencia, transformando y recreando la cultura propia sobre las bases asimiladas de la cultura occidental. El autor concluye precisando la necesidad de trabajar en la construcción de un orden jurídico, político, económico, social y artístico que promueva valores espirituales propios.