En (1) “El nuevo giro de la Historia del Arte en los Estados Unidos” se critica un artículo publicado por la periodista Grace Glueck en el New York Times, en torno a las últimas tendencias en ese país. En este texto, el historiador y crítico argentino Damián Bayón denuncia la falacia de presentar el empleo de enfoques estructuralistas y marxistas como si fueran una innovación metodológica oriunda de los Estados Unidos. Bayón afirma que tal abordaje interdisciplinario de la labor histórica era practicado desde mediados del siglo XX en Francia, e incluso en América Latina, por el simple hecho de que sus historiadores estaban “mucho más atentos a lo que represente la cultura universal”. A su juicio, la obra de su maestro Pierre Francastel, Pintura y sociedad (libro que el propio Bayón tradujo al castellano) sería un excelente ejemplo de dicha situación. En cambio, Bayón confiesa su “gran sorpresa” por la mención del feminismo como un enfoque para el estudio del arte. Se comenta críticamente enfoques de historiadores ingleses, norteamericanos y suizos asociados a ese “nuevo giro de la historia del arte” —tales como Timothy J. Clark, Thomas Crow y Kurt Foster. Bayón expresa su temor ante la aplicación acrítica de métodos interdisciplinarios en Estados Unidos, porque, en lugar de enriquecer la mirada sobre el arte, lo relegan a un segundo plano al operar sólo con paradigmas extraestéticos. Por otra parte, Bayón reconoce la existencia de figuras contrarias a esta posición, entre quienes está otro grupo de norteamericanos como Sidney Freedberg, Robert Rosenblum, Hilton Kramer y Carter Brown, destacándose a Susan Sontag como la figura vertebral. Bayón acoge, así, la superación de la enseñanza “memorística” y “rutinaria” de la Historia del Arte en Estados Unidos —la cual conoció durante sus diez años de actividad docente en ese país bajo actitud interdisciplinaria—, pero rechaza su carácter innovador y teme su radicalización extra-artística.