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Mara Comerlati escribe este artículo periodístico sobre el TAGA (Taller de Artistas Gráficos Asociados, Caracas) donde explica su origen, justificación y objetivos, así como cuáles han sido sus benefactores. Además, expone su funcionamiento y los beneficios del TAGA para los artistas gráficos. Comerlati entrevista aquí a Marlene Belloso, asistente de Luisa Palacios (la directora del TAGA), quien explica el sistema de pasantías con el cual se pretende impartir (a funcionarios públicos) nociones básicas sobre el funcionamiento de propio taller, así como de conservación y de exhibición de obras gráficas. Se entrevista también con Carolina Campos (artista gráfica), quien explica los beneficios de producir obra gráfica en el TAGA.
Publicado en 1984, el artículo periodístico de Mara Comerlati es sobre el TAGA, que ya tenía entonces cuatro años de funcionamiento. El texto se divide en tres fragmentos: (1) la trayectoria e historia del TAGA; (2) plan de pasantías y exposiciones; y (3) opiniones de artistas sobre la labor del taller. El artículo permite apreciar la evolución del TAGA y sus 4 años de funcionamiento, amén de las sutiles modificaciones de pautas establecidas. Comerlati señala que los artistas debían dejar cuatro ejemplares de sus ediciones en el TAGA, cuando en artículos anteriores se hablaba de tres; el cuarto ejemplar, sin duda, se destinará a la “promoción” (difusión y venta). De hecho, el texto intenta promover las obras en las tiendas de museos y galerías caraqueños. Se habla de una “difícil coyuntura económica”, pues el país vivía desde entonces una crisis emanada de la fuerte devaluación de la moneda (1983). Había escasez de productos que debió afectar la producción de gráfica en Venezuela, pues la mayoría de los materiales eran importados; de allí la importancia artística dada al TAGA, espacio que propiciaba obra gráfica con costos accesibles. Llama la atención que, a pesar de la crisis, era considerable el número de artistas vinculados al taller, amén de la presencia de artistas e impresores extranjeros, impartiendo conocimientos o experiencias con los artistas venezolanos vía TAGA. Respecto a la labor docente del taller, el sistema de pasantías con la Gobernación del Zulia (Maracaibo, en principio) es digna de mención y remite a ofrecer nociones sobre producción, conservación y exhibición de la gráfica a los funcionarios públicos del Estado, procurándose que fueran capaces de dar talleres sobre este tema en sus comunidades. Si bien esta experiencia no tuvo un gran impacto, habla de la difusión alcanzada por la gráfica en Venezuela en el período, debido al empuje del TAGA.
Respecto al TAGA, consulte el ensayo crítico de Bélgica Rodríguez “El TAGA: un sueño de verdad” [doc. no. 1068980]; dos artículos periodísticos más de Comerlati: “El TAGA aspira a ser la casa del artista gráfico venezolano” [doc. no. 1081133] y “Al reencuentro de Pedro Ángel González a través de sus grabados” [doc. no. 1164576]; y de Zuleiva Vivas “La huella del grabado” [doc. no. 1101476].